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La perspectiva socialista sobre la guerra en Afganistán
Segunda parte
Por Nick Beams
4 Diciembre 2001
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el autor
Esta es la segunda y última parte de un informe presentado
por Nick Beams en las reuniones públicas convocadas por
el Partido Socialista por la Igualdad en Sydney y Melbourne, Australia,
el 4 y el 8 de noviembre, respectivamente. La primera parte fue
publicada en el inglés original el 9 de noviembre del presente.
Los Estados Unidos había mantenido su dominio mundial
después de la Segunda Guerra Mundial basándose en
las relaciones políticas establecidas durante la Guerra
Fría. Ahora que ésta había concluido, ¿cómo
habría de mantenerse la hegemonía mundial estadounidense?
Esta es la cuestión principal que durante la última
década ha dominado el pensamiento y los debates acerca
de la política exterior de Los Estados Unidos.
Zbigniew Brzezinski, autor de la intervención en Afganistán,
se encuentra entre las figuras más eminentes que han participado
en esos debates. Permítanme citarles varios párrafos
de su libro, El gran tablero de ajedrez, publicado en 1997.
Durante la última década del Siglo XX se
ha presenciado un cambio tectónico en los asuntos mundiales.
Por primera vez en la historia existe un poder no eurasiático
que no sólo es árbitro supremo de las relaciones
entre los poderes de Europa y de Asia, sino que también
es el poder supremo del mundo. La derrota y colapso de la Unión
Soviética fue el último escalón en la rápida
ascendencia de este poder del Hemisferio Occidental: los Estados
Unidos, el único y, en realidad, el primer poder verdaderamente
mundial.
La importancia geopolítica de Eurasia, sin embargo,
no disminuye. No solamente es su periferia occidental (Europa)
el lugar donde se ubica gran parte del poder económico
y político del mundo, pero la región oriental (Asia)
recientemente se ha convertido en centro vital de expansión
económica e influencia política creciente. Por lo
tanto, el dilema sobre como Los Estados Unidos, con intereses
por todo el mundo, puede manejárselas con las complejas
relaciones entre los poderes euroasiáticosy en particular
si es que puede prevenir la aparición de un poder euroasiático
dominante y antagonistatodavía es esencial para Los
Estados Unidos poder ejercer su hegemonía mundial
(p. xiii-xiv).
Brzezinski sigue, indicando que el poder que llegue a dominar
a Eurasia poseerá control de dos de las tres regiones más
adelantadas y económicamente productivas del mundo. Quién
controle a Eurasia controla a África. Eurasia contiene
la mayoría de la riqueza mundial, no sólo con sus
negocios, sino también con lo que se encuentra debajo del
suelo. Eurasia es, por ende, el tablero de ajedrez sobre
el cual la lucha por la primacía mundial se juega
(p.31).
Este análisis pone bien claro el significado de las
tres guerras que el imperialismo estadounidense ha lanzado durante
los últimos diez años. No son solamente personas
de adentro, tales como Brzezinski, que abiertamente
se refieren a los objetivos de largo alcance de Los Estados Unidos.
El significado de la lucha por materias primas y los recursossobretodo
aquellos que han estado disponibles desde el colapso de la URSSes
aparente a cualquier persona que penetre las varias justificaciones
que los poderes imperialistas han ofrecido para conducir sus intervenciones
militares más recientes.
Por ejemplo, el artículo La nueva geografía
del conflicto, publicado en el ejemplar de mayo-junio del
presente en la revista estadounidense Foreign Affairs (
Asuntos Exteriores), tiene varias observaciones interesantes.
Para comenzar, el autor indica que en octubre, 1999, los militares
de Los Estados Unidos tomaron una decisión importante que
reflejaba un cambio estratégico en su pensar. Sacaron al
Asia Central del Comando del Pacífico y la incluyeron en
el Comando Central. Previamente se le había considerado
a esta región de ser de segunda importancia.
Pero la región, que va desde los Urales hasta
la frontera occidental de China, ahora se ha convertido en importante
objetivo estratégico a causa de las enormes reservas de
petróleo y gas natural que, según se cree, se encuentran
debajo y alrededor el Mar Caspio. Puesto que el Comando Central
ya controla las fuerzas estadounidenses en la región del
Golfo Pérsico, su control del Asia Central significa que
ahora las personas encargadas de proteger los abastecimientos
de petróleo a Los Estados Unidos y a sus aliados ahora
le darán la atención debida.
El artículo deja saber que la nueva preeminencia del
Asia Central era parte de una transformación más
amplia del pensamiento estratégico de Los Estados Unidos.
Durante la Guerra Fría, la confrontación entre Los
Estados Unidos y los soviéticos dominaba los planes militares,
pero ahora han surgido otras consideraciones.
Detrás de este cambio en la geografía estratégica
se encuentra el nuevo énfasis que se le ha dado a la protección
de los recursos esenciales, sobretodo el petróleo y el
gas natural. Si las divisiones de la Guerra Fría se crearon
y formaron sobre bases ideológicas, ahora la competencia
económica es lo que impulsa las relaciones internacionales
y, de acuerdo, la competencia por el acceso a estos intereses
económicos tan vitales se ha intensificado. Esto significa,
según continúa el autor, que los funcionarios
a cargo de la seguridad han comenzado a prestarle mucho mayor
atención a los problemas que surgen de la competencia intensificada
para obtener acceso a estas materias cruciales, especialmente
el petróleo, que a menudo se encuentran en regiones por
las cuales se pelea o que son de política inestable.
Otro artículo en el ejemplar de septiembre-octubre de
Foreign Affairs, titulado La energía del Mar
Caspio se encuentra en una encrucijada, también señala
el significado primordial de los recursos de la región.
Aunque la Organización de Países Exportadores
de Petróleo continuarán dominando el mercado energético
mundial durante las décadas venideras, el desarrollo del
petróleo y el gas natural en la Cuenca Caspia podría
diversificar, asegurar y estabilizar los abastecimientos mundiales
de energía en el futuro, tal como anteriormente había
ocurrido con los recursos del Mar del Norte. Estas reservas potenciales
de energía, cuya existencia ya se ha comprobado dentro
de, o adyacentes a, la región de la Cuenca Caspiainclusive
por lo menos 115 billones de barriles de petróleoson
en realidad muchas veces mayor que los del Mar del Norte y podrían
aumentar de manera significativa con su continua exploración.
Recursos tan abundantes podrían generar grandes
ganancias para las compañías estadounidenses y sus
accionistas. Las asociaciones estadounidenses ya han adquirido
75% del gigantesco campo petrolero de Tengiz en Kazakhstan, el
cual ahora se valora en más de $10 billones. A través
del tiempo, a medida que el capital proveniente del desarrollo
de la energía caspia se esparce entre otros sectores, las
asociaciones estadounidenses en otras industriasdesde las
de la infraestructura, a las de telecomunicaciones, al transporte
y a otros serviciostambién podrían beneficiarse.
He aquí la importancia geopolítica de Afganistán.
Tiene frontera con la región del Mar Caspio, la cual contiene
la segunda reserva mayor de petróleo en el mundo. Además,
el país ofrece la posibilidad de construir un oleoducto
para transportar estos abastecimientos a Los Estados Unidos y
a otros mercados internacionales; oleoducto que no estará
bajo el control de Rusia y que tampoco atravesará a Irán.
Formas neocoloniales de dominio
Esta renovada lucha de los poderes imperialistas por los recursos
y las materias primas necesariamente resucita las formas de dominio
que surgieron a finales del Siglo XIX.
La resolución del Comité Internacional, que se
preparara con motivo de la conferencia en Berlín, explicó:
Las conquistas y anexiones, que según los apologistas
oportunistas del imperialismo pertenecen a otra época del
pasado, una vez más llegan a formar parte del programa
político actual.
Sin sorprendernos, la guerra contra Afganistán se ha
llevado a cabo conjuntamente con exhortaciones para establecer
nuevas formas de colonialismo. Paul Johnson, historiador británico
derechista, le dio ímpetu al debate con un artículo
que apareció en el Wall Street Journal titulado,
¿La respuesta al terrorismo? El colonialismo.
Según Johnson, la necesidad de ponerle paro a la piratería
fue una de las razones para el establecimiento del imperio británico.
La guerra contra el terrorismo podría requerir el establecimiento
de nuevas formas coloniales.
Se podría decir que es un poco hipócrita para
un vocero del imperialismo británico atacar la piratería,
puesto que parte de la acumulación primitiva
de la riqueza del Imperio Británico se obtuvo de las acciones
de uno de los piratas más famosos: Sir Francis Drake.
Los Estados Unidos y sus aliados, escribe Johnson,
pueden encontrarse, por lo menos temporalmente, no sólo
con tropas ocupantes, sino con la administración de naciones
terroristas testarudas. Puede que éstas incluyan no sólo
a Afghanistan, sino también a Irak, el Sudán, Libia,
Irán y Siria. Se impondrán regímenes democráticos
donde se pueda, siempre que respeten la ley internacional, pero
en algunos casos la presencia política del Occidente será
inevitable.
Luego se publicó el artículo de Martin Wolf,
comentarista sobre la economía mundial, para Financial
Times. Titulado La necesidad de un nuevo imperialismo,
se concentra en las llamadas naciones fracasadas.
Gobernadas por élites corruptas, estas naciones no podían
establecer las bases elementales para el desarrollo económico
y se convirtieron en refugios para terroristas. De la única
manera que el círculo podría quebrarse era por medio
del establecimiento de un estado nuevo cuyo gobierno represivo
se podría establecer desde el exterior. Por supuesto, el
Sr. Wolf no se molestó en analizar como la política
económica de los poderes capitalistas principales, en conjunto
con los bancos e instituciones financieras internacionales, han
creado las condiciones de una pobreza que se ahonda más
y más. Ni tampoco se molestó en explicar como los
poderes capitalistas principales, durante épocas anteriores,
armaron a los varios caciques de guerra y a los dirigentes militares
de estas naciones fracasadas.
El editor de la página de opiniones del Wall Street
Journal, Max Boot, evidentemente inspirado por las contribuciones
de Paul Johnson, decidió publicar su punto de vista. Su
artículo, Colonicemos a las naciones desobedientes,
sostiene que Los Estados Unidos tenía, para alcanzar sus
objetivos, tiene que expandir sus luchas y ser más agresivo.
El problema no es que Los Estados Unidos dicta demasiado. El problema
es que no lo hace suficientemente.
Afganistán y otros países problemáticos
hoy gritan por los gobiernos extranjeros iluminados que una vez
los ingleses administraban montados a caballos con sus pantalones
ceñidos y cascos. ¿Es el imperialismo una reliquia
de una era del pasado lejano?
Quizás. Pero es interesante notar que durante la década
de los 1990, Timor Oriental, Camboya, Kosovo y Bosnia todas pasaron
a ser tutelas de la comunidad internacional. Este precedente fácilmente
podría convertirse en un sistema formal, compuesto de mandatos
de la ONU, cuyo modelo serían los territorios mandatarios
establecidos por La Liga de las Naciones luego de la derrota de
los imperios alemán y otomán en la Primera Guerra
Mundial. Es posible Los estados Unidos ya no pueda imponer su
dominio unilateral. Pero EE.UU sí que puede encabezar una
fuerza internacional bajo los auspicios de la Organización
de las Naciones Unidas.
Boot sugiere que inmediatamente se tome acción contra
dos blancos: primero Afganistán y luego Iraq. Es decir,
olvidémonos que no existe ninguna prueba que vincule a
Iraq a los ataques del 11 de septiembre. De todos modos, Los Estados
Unidos debería terminar la labor que el primer gobierno
Bush no completó.
Los ataques contra los derechos democráticos
No es difícil revelar los intereses materiales y económicos
que motivan la política exterior de Los Estados Unidos.
Pero estas preocupaciones con la economía no se pueden
discutir abiertamente. Brzezinski , quien pone bien claro que
el corazón de la política exterior estadounidense
es la conservación de su dominio mundial, está bien
consciente del hecho que gobernar un imperio mundial presenta
problemas políticos.
Escribe: Es un ... hecho que Los Estados Unidos es demasiado
democrático en su política interna para comportarse
con autocracia en el exterior. Esto restringe el uso del poder
de país, sobretodo a la capacidad que tiene para intimidar
con su poderío militar. Nunca antes en la historia ha alcanzado
una democracia populista la supremacía internacional. Pero
la búsqueda del poder no es un objetivo que despierta la
pasión popular, excepto bajo condiciones de amenaza
repentina o de dificultades que estremezcan la sensación
de seguridad interna del público
(Brzezinski, pp. 35-36. Nuestro énfasis).
Estas palabras nos ayudan a comprender la relación entre
los sucesos del 11 de septiembre y la guerra que ahora se despliega.
Los dos aviones que se estrellaron contra el World Trade
Center sirvieron de pretexto para el gobierno estadounidense
poner en marcha la ofensiva militar. No sabemos si 20 años
después del evento, como en el caso de Brzezinsky y su
respaldo de los muhajeddin en Afganistán, algún
espía o ex empleado del gobierno osará darnos información
acerca de lo que había detrás del escenario el 11
de septiembre. Quizás nos ayude a contestar la pregunta
sobre lo que las agencias de espionaje estadounidenses ya sabían
que iba a ocurrir.
Sea lo que sea, sí sabemos que el gobierno de Bush afanosamente
se valió del ataque terrorista como amenaza repentina
o... dificultades que estremezcan el sentido de seguridad interna
del público . Si los efectos
del ataque terrorista comenzar a disminuir, tenemos los brotes
continuos de ántrax.
Como Brzezinsli correctamente indicara, es difícil llevar
a cabo una guerra imperialista cuando existe la democracia. Esa
es la razón por la cual la guerra contra el terrorismoque
se supone es para garantizar la libertad y la democracialos
ataques contra los derechos democráticos han aumentado.
Hace un año notamos que la elevación de Bush
a la presidencia de Los Estados Unidos por medio del voto 5-4
de la Corte Suprema, y la colaboración de todos los sectores
de los medios de prensa liberales con la maquinaria del Partido
Demócrata, dejó bien claro ninguna capa de la clase
gobernante tenía el menor interés en defender los
más mínimos elementos de la democracia.
En la burguesía no apareció un solo elemento
que defendiera siquiera el derecho al voto. Ahora que los votos
se han contadoy queda bien claro que Gore ganó la
presidencialas organizaciones prensa principales que auspiciaron
el recuento han suprimido los resultados. Su programa político
tiene otras cosas en mente.
La guerra contra Afganistán saca a la luz procesos que
se han estado desarrollando rápidamente desde que la Unión
Soviética se desplomara a principios de la década
de los 1990. Es decir, una nueva lucha para la división
y redistribución del mundo por parte de los mayores poderes
imperialistas ha comenzado. Esto tiene implicaciones políticas
de vasto alcance.
Es muy significante que varios comentaristas sobre la economía
y la política han invocado el retorno al colonialismo.
La máscara de la libertad y la democracia se está
cayendo y los motivos verdaderos están quedando al aire.
Igual nos damos cuenta que una batalla feroz está tomando
lugar entre las elites gobernantes acerca de cuando lanzar la
guerra contra Iraq. No importa que no existan pruebas vinculando
a este país a los acontecimientos del 11 de septiembre,
o que lo más probable es que los ataques de ántrax
hayan sido causados por grupos derechistas en el interior de Los
Estados Unidos. Irak tiene que ser atacado y las naciones fracasadas
o pillas tienen que someterse al dominio colonial.
Pero aquellos que abogan por retornar a los días de
gloria del Imperio Británico fracasan en hacerse una pregunta:
¿dónde terminó la lucha por las colonias?
El resultado fue la explosión de la Primera Guerra Mundial.
La lucha de cada poder capitalista principal por colonias, mercados
y esferas de influencia eventualmente los condujo a pelear unos
contra otros. Resultado? Dos guerras mundiales. La pugna actual
contiene la semilla de los conflictos imperalistas. En la guerra
contra el terrorismo, los aliados de hoy fácilmente se
convierten en los enemigos visibles del mañana.
Las elecciones de Australia
La lucha por la redistribución del mundo ha comenzado
y este proceso domina la política. Esta es de las lecciones
que la campaña electoral de este país ha manifestado.
En cierto sentido se podría decir que el hecho que las
elecciones australianas se están conduciendo bajo declaración
de guerra es una casualidad.
El carácter bipartito de la reacción de los dos
partidos prominentes no es nada casual. Como explicamos en nuestra
declaración sobre las elecciones, aquí hay una ley
política en acción. Mientras más profundo
sea el abismo entre los mecanismos oficiales de gobierno y la
necesidad de las masas de la población, más se acoplan
esos mecanismos.
No se puede tolerar ninguna disidencia u oposición.
Esto se vio en la reacción a los comentarios de Peter Knott,
candidato del Partido laborista, quien hizo el punto indiscutible
que el ataque contra Los Estados Unidos es consecuencia de la
previa política estadounidense. Se podría decir
que esta declaración no es tan política como parece;
más bien indica un simple hecho verídico: Los Estados
Unidos y sus aliados le alentaron la evolución de Osama
bin Laden y a otros grupos cleros fascistas y terroristas cuando
les convenía durante el período anterior. Pero Knott,
quien desde el principio insistió que apoyaba la guerra
y la participación de tropas australianas, ha sido forzado
a retractar lo que dijo bajo amenaza de perder el apoyo a su candidatura.
La política militarista y pro guerra significa que los
ataques contra los derechos democráticos y la situación
social de la clase obrera dentro del país se van a profundizar.
Los poderes imperialistas principales han lanzado una guerra sin
fin, bajo condiciones en que la economía mundial va galopando
hacia lo que podría ser la recesión sostenida más
grave desde la década de los 1930.
La concurrencia de estos dos acontecimientos tampoco es casual.
Al nivel más fundamental expresa los procesos que surgen
de la economía capitalista mundial misma.
El impulso por las materias primas, por los recursos y por
las esferas de influencia se arraiga, a fin de cuentas, en la
presión continua para mantener la tasa de ganancias.
De la misma manera, el colapso y/o la fusión de empresas
claves y la destrucción inexorable de empleossea
bajo condiciones de la tan llamada expansión económica
como la que se presentó durante los últimos diez
años o durante el período de recesión como
el que ahora comienzatiene el mismo origen.
El estallido de la guerra imperialista y los ataques contra
los derechos democráticos y las condiciones sociales de
la clase obrera son parte del mismo proceso. Las clases gobernantes
capitalistas buscan la reorganización del mundo para cumplir
con las exigencias y los requisitos del sistema de ganancias.
La clase obrera tiene que aprender las lecciones de toda la experiencia
del Siglo XX.
Las últimas décadas del Siglo XIX, como el período
por el cual hemos atravesado, fue testigo a la enorme expansión
del alcance mundial del orden capitalista. Fue la primera fase
de lo que ahora llamamos mundificación. Pero
la misma expansión del capitalismo al concluir el fin de
ese siglo inevitablemente condujo al estallido de la Primera Guerra
Mundial a medida que las fuerzas productivas entraban en conflicto
con las restricciones impuestas por el sistema de ganancias y
los límites del estado-nación.
Al comenzar esa guerra, León Trotsky dio la siguiente
explicación: La única manera en que el proletariado
puede sobreponerse a la complejidad imperialista del capitalismo
es oponiéndole la organización socialista de la
economía mundial como programa práctico del día.
La guerra es el método mediante el cual el capitalismo,
al llegar al apogeo de su evolución, trata de resolver
sus contradicciones insolubles. A este método el proletariado
debe oponerle su propio método: el de la revolución
social. ( La guerra y la Internacional ,
Trotsky, p.x).
Estas palabras no han perdido su vigencia. ¿Qué
significa la guerra contra Afganistán? ¿Cuál
es el significado de las sanciones continuas contra Afganistán,
o los horrores diarios en el Medio Oriente? ¿Tres guerras
durante los últimos diez años? ¿Quién
será el próximo blanco? ¿Cuándo llevará
la lucha por los recursos, las ventajas y las esferas de influencia
al conflicto entre los poderes imperialistas tal como sucediera
a principios del siglo pasado?
Las clases gobernantes intentan reorganizar al mundo. Pero
no tienen ninguna visión viable de como lograrlo. Esto
se debe a que su sistema social, basado en la acumulación
de las ganancias privadas y la política de estados-naciones
contrincantes, es, desde el punto de vista histórico, un
anacronismo. Sólo puede crear el caos sangriento y la anarquía
exactamente como sucedía con los regímenes moribundos
del feudalismo en una época anterior, excepto a escala
mucho, mucho mayor.
La clase obrera debe contraponerle al caos, a la destrucción
y la anarquía del sistema capitalista su propia perspectiva
independiente basada en dos principios fundamentales. En primer
lugar, tiene que arraigarse en el internacionalismo. La campaña
electoral que ahora toma lugar se caracteriza ante todo por la
fomentación del nacionalismo, el cual no es más
que el intento de cubrir las divisiones de clases dentro del país
al insistir que un presunto enemigo común existe en el
exterior.
La clase obrera tiene que avanzar sobre una nueva perspectiva.
Específicamente, esto significa el desarrollo de la oposición
más activa posible a toda forma de nacionalismo y discriminación.
En oposición a la política de todos los partidos
que participan en estas eleccionesque hay que limitar la
inmigración y que los refugiados y los llamados ilegales
deberían encarcelarse y ser negados los derechos democráticos
mínimoshay que reconocer el derecho de todos a viajar
libremente por todo el mundo sin restricciones y discriminación.
Los intereses de la clase obrera no están con la defensa
y la protección de las fronteras nacionales impuestas por
los estados-naciones. Esta forma de gobierno se ha convertido
en un anacronismo histórico total. El mundo tiene que reorganizarse
para satisfacer los intereses de la clase obrera, quien compone
la mayoría preponderante de la población mundial.
Los enormes recursos que la labor humana de los productores del
globo ha creado, no sólo intelectual, sino física
también, han de utilizarse para satisfacer sus necesidades.
El desarrollo de un movimiento independiente de la clase obrera
tiene que ver ante todo con la ruptura completa con los mecanismos
políticos en existencia y con la formación de un
nuevo partido de masas. Aquí tenemos que sacar las lecciones
históricas de mayor alcance. La expansión del movimiento
obrero socialista tomó lugar hacia fines del Siglo XIX
y a principios del XX. La política del imperialismo fue
la que cementó las bases para la educación de millones
de trabajadores de todo el mundo.
El desarrollo de este movimiento presenció la primera
grieta en el dominio capitalista con la Revolución Rusa
de 1917. Esa revolución, sin embargo, permaneció
aislada; el peso abrumador de ese aislamiento causó el
crecimiento de un cáncer malignoel estalinismo, que
eventualmente fue responsable de la restauración del capitalismo.
¿Cuáles son las lecciones de esa experiencia?
¿Qué el socialismo fracasó? ¿Qué
no hay ninguna alternativa al capitalismo? Estos argumentos quizás
tendrían validez si no fuera porque el movimiento marxista,
encarnado en la Oposición Izquierdista y luego en la Cuarta
Internacional, explicó que el estalinismo no era ni socialismo
ni comunismo, sino el primer paso hacia la restauración
del capitalismo.
Los eventos han comprobado la viabilidad de la perspectiva
marxista. Ahora grandes dificultades se nos interponen en el camino.
Basándonos en la perspectiva socialista, nuestra misión
es la reeducación política de la clase obrera. Sólo
así podremos salir del caos y el barbarismo en que el capitalismo
ahoga la humanidad. El Comité Internacional de la Cuarta
Internacional (CICI) y el Partido Socialista por la Igualdad se
han comprometido a alcanzar este fin. Le instamos que consideren
esto con toda la urgencia debida.
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