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Pinochet Regresa a Chile Luego de la Gran Bretaña Ponerle
Paro al Proceso de Extradición
Por Richard Tyler
8 Marzo 2000
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A la ocho de la mañana el jueves pasado, la Gran Bretaña
anunció que cesaría todo proceso de extradición
contra Augusto Pinochet. A las pocas horas, el ex dictador se
encontraba en avión rumbo a Chile. La rapidez con que se
hicieron los trámites para que este torturador encausado
partiera de Inglaterra fue muy diferente al lento ritmo con que
se efectuaron las diligencias de extradición desde su arresto
en octubre, 1998.
Los partidarios de Pinochet en Santiago recibieron las noticias
de su retorno inminente con gran júbilo. Luis Cortés
Vía, general jubilado y Director Ejecutivo de la Fundación
Pinochet, declaró que estamos muy contentos ... la
justicia ha triunfado ( traducido del inglés).
Las Fuerzas Armadas ya estaban preparando una ceremonia para darle
la bienvenida a su ex Jefe Supremo.
Los protectores del General Pinochet en el Partido Conservador
Británico también expresaron gran placer con su
liberación. El ex Canciller Conservador Norman Lamont,
quien con Margaret Thatcher fuera de los partidarios más
vocíferos del General, pintó de episodio despreciable
las diligencias para su extradición.
Grupos que representan a personas que fueron torturadas en
Chile, así también como los parientes de los desaparecidos,
deploraron que a Pinochet se la había liberado para que
regresara a Chile. Reed Brody, Director de Fomento de la Human
Rights Watch [Organización para la Vigilancia de los
Derechos Humanos], declaró: Es una gran desilución
para los miles de víctimas que a Pinochet no se le encausara
en España. En Santiago, Henrika Harkko, estudiante
de 24 años, dijo, Tratamos de lograr que el mundo
nos escuchara. Queríamos justicia, pero no la obtuvimos...
El enero pasado, Jack Straw, Ministro del Interior británico,
había declarado que le iba a ponerle paro a los trámites
de extradición debido a que Pinochet no se encontraba en
buena salud. Invitó a todas las partes interesadas a presentar
sus protestas antes de tomar una decisión substantiva sobre
el caso. Los doctores que Straw había nombrado ya habían
declarado que Pinochet no estaba en condiciones de ser encausado;
sin embargo, Straw rehusó entregarle copias del expediente
médico sobre el cual había basado su opinión
a los cuatro países que abogaban por la extradición:
España, Francia, Bélgica y Suiza.
Luego de varias apelaciones al Tribunal Superior en Londres
para lograr una revisión del fallo, el ministro se vió
forzado a entregarles el expediente y a pedirles que presentaran
nuevas objeciones.
Straw anunció su decisión final en un expediente
parlamentario en que rechaza como improcedente toda
crítica de la opinión médica. Escribe Straw:
Nadie de los que han levantado crítica ha examinado
al Senador Pinochet. En un documento de once páginas,
Straw sostiene que la salud e Pinochet se había deteriorado
hasta tal punto que en ningún país se le podría
enjuiciar de manera justa, lo cual, si se llevara a cabo, violaría
la Cláusula 6 de la Convención Europea Sobre los
derechos Humanos.
Con el despegue del jet chileno, se pudo escuchar un gemido
colectivo de alivio en los círculos reinantes de Londres,
Madrid y Washington. El arresto de Pinochet, bajo decreto de extradición
emitido por el juez español, Baltazar Garzón, había
caído como lata de agua fría. Su enjuiciamiento
hubiera desenmascarado ante el público mundial la colaboración
que los gobiernos de Los Estados Unidos y de la Gran Bretaña
le brindaron a su salvaje golpe de estado y a los años
posteriores de sangrienta dictadura.
Anne Widdecombe, Secretaria Asistente del Interior, dejó
constar las peocupaciones que el juicio de Pinoche sin dudas creó
para aquellos que actualmente corren por los pasillos del poder.
Le dijo a la BBC [Cadena de Televisión Británica]
que se sentía aliviada que el caso por fin
se había resuelto. Añadió: En todas
partes del mundo existen procesos de paz como el nuestro en Irlanda
del Norte; hay países que están saliendo de la guerra
civil; países que están abandonando sus regímenes
represivos y convirtiéndose en democracias. Es para ellos
decidir si continúan viviendo en el pasado o le ponen límites.
Igual que España, ninguno de los países que había
abogado por la extradición de Pinochet se opuso al fallo
final de Straw, acción que hubiera sido posible con otra
revisión judicial. Varias organizaciones defensoras de
los derechos humanos que participaron activamente en los procesos
anteriores también declinaron interponer objeciones legales
de último momento para retrasar la salida de Pinochet.
No apelaron la decisión de Straw en ninguna corte superior.
La Organización para la Vigilancia de los Derechos Humanos
declaró que, a pesar de Straw permitirle a Pinochet que
regresara a Chile, el arresto de [éste] representa
un adelanto permanente en la causa por los derechos humanos.
De la misma manera, Paul May, portavoz del Comité Chileno
por la Justicia, dijo, Estamos orgullosos de que este país
ya no es un refugio para dictadores jubilados.
Amnistía Internacional declaró que el precedente
que este caso establece es el más importante desde los
Juicios de Nuremberg. Este caso ha corroborado que el crimen de
la tortura ahora puede justiciarse en cualquier rincón
del mundo, no importa donde o quién lo haya perpetrado.
Fue el decreto de extradición español que forzó
al gobierno Laborista británico a arrestar a Pinochet.
Anteriormente, a éste se le consideraba huésped
muy bienvenido al Reino Unido; sus viajes frecuentes como Jefe
Procurador de Armas a menudo resultaba en pedidos muy lucrativos
para varios fabricantes de armas británicos.
El gobierno británico cayó en un doble aprieto.
Por una parte, se enfrentaba a demandas ampliamente populares
que al ex dictador lo justiciaran. Por otra parte, el drama se
desenlazaba cuando las preparaciones de guerra de OTAN contra
Yugoeslavia ya iban bien avanzadas. Los poderes de la OTAN habían
tratado de justificar sus objetivos bélicos declarándose
oponentes de los abusos servios contra los derechos humanos en
Kosovo. Poner en libertad inmediata a Pinochet, cuya responsabilidad
por crímenes que su gobierno cometió está
bien documentada, habría socavado la postura de la Gran
Bretaña: que ésta actualmente ejercía una
política exterior moral y que abogaba por llevar a la justicia
al presidente de Serbia, Slobodan Milosovic, por crímenes
de guerra.
El obstáculo final que pudo prevenir el retorno de Pinochet
a su país se superó cuando La Oficina Procuradora
de la Corona Británica (CPS) confirmó que no trataría
de buscar juicio en el Reino Unido. En una declaración
con la que se solidarizó el Procurador General, la CPS
hizo constar que le había aconsejado a la Policía
Metropolitana que no existía ninguna perspectiva
realista en esta jurisdicción para declarar al Senador
Pinochet culpable de ninguna acción criminal.
La posibilidad que a Pinochet se le lleve a juicio en Chile
es remota, pues como senador vitalicio goza de inmunidad contra
cualquier acción jurídica. El parlamento chileno
ha promulgado una reforma constitucional que le daría inmunidad
permanente a todos los ex jefes del gobierno. La nueva medida
tomará efecto este mes.
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