WSWS
: Español
El candidato del Partido Socialista ha derrotado por poco
al anterior oficial de Pinochet en las elecciones presidenciales
de Chile
Por Mauricio Saavedra
19 Enero 2000
Utilice
esta versión para imprimir
El líder del Partido Socialista, Ricardo Lagos, candidato
para dirigir la Coalición en Chile, derrotó por
poco a Joaquín Lavin en la segunda ronda de elecciones
presidenciales el domingo pasado. Lagos encabezará una
nueva administración compuesta por la coalición
Concertación, la cual ha estado en el gobierno desde 1990
cuando el anterior dictador Augusto Pinochet dimitió del
poder.
Lagos ganó un 51.32 por ciento de votos contra el 48.68
por ciento de Lavin y su Alianza de Chile. La segunda vuelta fue
necesaria porque ninguno de los candidatos consiguió el
50 por ciento en la primera vuelta de las elecciones presidenciales
en Diciembre. Lagos y Lavin estaban muy iguales en la primera
ronda con sólo 30,000 votos de diferencia.
Las elecciones demostraron un gran desencanto de los electores
hacia los dos candidatos. Más del 10 por ciento de los
electores registrados, 900,000 de 8 millones, votaron nulo o se
quedaron en casa a pesar de ser obligatorio votar. Además,
alrededor de 1,4 millones, especialmente jóvenes, no se
enrolaron antes de la fecha señalada por el gobierno el
pasado Agosto. Se registraron menos votantes que en las anteriores
elecciones presidenciales de 1993.
Más de 60,000 partidarios de Lagos celebraron la victoria
con una manifestación el Domingo por la noche. Incluso
en esta concurrencia se revelaron los problemas políticos
que confronta Lagos. En un momento de la manifestación,
alguien en la multitud lanzó la frase; ¡Pinochet
debe ser sentenciado!, interrumpiendo el discurso victorioso de
Lagos y obligándole a hacer una pausa. Lagos sólo
pudo responder refiriéndose a: proteger los derechos, respetando
la vida y especialmente defendiendo los derechos humanos y prometiendo
respetar las decisiones de los tribunales de justicia
en Chile contra el dictador.
El incidente enfatiza la distancia entre el presidente electo
y sus propios partidarios. Lagos es el primer presidente perteneciente
al Partido Socialista desde que Salvador Allende fue derrocado
por el golpe militar de Pinochet en 1973. Pero se ha opuesto a
la extradicción de Pinochet de Inglaterra a España
e incluso sugirió actuar como enviado de Chile después
de la detención del dictador en Inglaterra hace 15 meses.
Según se acercaba la fecha de las elecciones los medios
de información y la clase dirigente, Lagos y Lavin incluidos,
se han esforzado por evitar cualquier referencia a Pinochet. Ambos
candidatos evitaron cualquier discusión acerca de la dictadura
militar, la cantidad de atrocidades y los juicios contra Pinochet
en Inglaterra. En cambio llamaron a la unidad nacional y a la
reconciliación.
A pesar de los esfuerzos de Lagos para enterrar el caso Pinochet,
las voces de la muchedumbre indicaban los sentimientos de la gente
hacia la dictadura militar. Muchos de los votos que permitieron
a Lagos ganar en la segunda vuelta vinieron de los que en la primera
vuelta votaron por candidatos del Partido Comunista de Chile,
el Partido Humanista y los Verdes independientes, todos los cuales
apoyan el juicio contra Pinochet.
La alternativa era Lavin, que trabajó como consejero
de Pinochet en los años 80 y es miembro de la Unión
Democrática Independiente, un grupo semi-fascista y ultra
nacionalista, algunos de cuyos miembros fueron oficiales del ejército
o agentes de la policía secreta.
Lejos de querer ajusticiar a Pinochet y al ejército,
Lagos hizo una llamada abierta en su discurso a colaborar con
la derecha. En presencia de Lavin quien abrazó y felicitó
al nuevo presidente (PS), Lagos prometió trabajar
junto con aquellos que ayer eran mis adversarios. Aquí
hay sitio para todos. Nadie sobra en Chile.
Lo poco que separaba a los dos candidatos por las promesas
que hicieron durante la campaña electoral desapareció
en las tres semanas siguientes a la primera votación. Era
imposible distinguir a Lagos de Lavin. Lagos adoptó la
promesa del candidato derechista de ser duro con el crimen.
Lagos puso un anuncio en la televisión en el que decía
a los delincuentes que no le votaran porque él será
implacable con ellos. El día siguiente repitió la
advertencia diciendo que no habrá impunidad ni dudas.
Lagos también nombró a Soledad Alvear, antiguo
ministro de justicia, como uno de sus miembros en la campaña
electoral para demostrar su compromiso de mantener la ley y el
orden. El año pasado, Alvear intentó introducir
una legislación que permitiría a los jueces imponer
sentencias de cárcel a niños desde los 14 años
en adelante. Ella también trató de imponer sentencias
más duras y un criterio más duro para las apelaciones,
libertad bajo palabra y libertad bajo fianza.
Antes de las elecciones del domingo, Lagos se apresuró
a asegurar a los capitalistas y a los mercados internacionales
que no habrá ningún cambio en lo establecido por
la Concertación anterior. Lagos emitió una declaración
pública en la que decía que todos los que han sido
nombrados como sus ministros, principalmente los de su propio
Partido Socialista, serían reemplazados por un número
de economistas cualificados del FMI, especialistas en privatización
y conocidos por su oposición a las propuestas de cambiar
las draconianas leyes del trabajo en el país.
El hecho que Lagos apenas pudo conseguir derrotar al derechista
Lavin es una acusación contra la historia de la coalición
de gobiernos de Concertación, la cual mantuvo la política
de economía de mercado libre establecida por la dictadura
de Pinochet y durante cuyos gobiernos disminuyeron los niveles
de vida y aumentó la polarización social.
En las elecciones presidenciales de 1993 el candidato Demócrata
Cristiano de la Concertación, Eduardo Frei, ganó
por mayoría absoluta en la primera vuelta con un porcentaje
de votos del 58 por ciento, el más alto desde 1931. El
porcentaje de votos combinado de los dos candidatos derechistas
fue sólo del 31 por ciento.
En las presentes elecciones, Lagos no solo ganó por
pelos a Lavin sino que ganó en zonas tradicionalmente catalogadas
como de izquierda. Algunas de esas zonas son; Iquique, ciudad
portuaria del norte de Chile y controlada por partidos de izquierda
durante décadas y Valparaiso, el mayor puerto y la segunda
ciudad más poblada.
Los sondeos del año pasado mostraban que la población
tenía un bajo concepto de la coalición gobernante
en relación a los mayores problemas, especialmente el desempleo,
la pobreza, la delincuencia y los derechos humanos.
Cualesquiera que sean las ilusiones que queden en Lagos y el
Partido Socialista se van a evaporar rápidamente cuando
el nuevo gobierno imponga el programa de los grandes negocios
y adopte la política derechista.
Regresar a la parte superior de la página
Copyright 1998-2012
World Socialist Web Site
All rights reserved |