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Alfredo Kraus (1927 - 1999)
Ha muerto uno de los mejores tenores de España
Por Juan Martinez
23 Septiembre 1999
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Alfredo Kraus, uno de los tenores y maestros líricos
de zarzuela y ópera más destacados ha muerto en
Madrid el 10 de Septiembre, a los 71 años, después
de una larga enfermedad.
Correctamente aclamado como el mejor tenor español de
su generación, Kraus era bien conocido por su estilo elegante
y sofisticado. Él fue capaz de combinar cantar aparentemente
sin esfuerzo con rigurosa atención a la técnica
musical y detalles y ser uno de los pocos tenores que se mantuvo
en la escena hasta los últimos días de su vida.
En 1992, a la edad de 64 años, Kraus interpretó
el papel de Nemorino en L'elisir d'amore de Donizetti en
el Covent Garden de Londres. Cuatro años más tarde,
en 1996, emprendió una gira internacional extensa para
conmemorar sus 40 años de carrera. Los críticos
han comentado que su facilidad de cantar, su elegante expresión
y su tono brillante eran propios de un hombre joven.
Hijo de un austriaco nacionalizado español, Alfredo
Kraus nació en Las Palmas, Islas Canarias, el 24 de Septiembre
de 1927. A la edad de cuatro años comenzó sus clases
de piano, pero en sus primeros años se dedicó a
estudios convencionales. Después de completar su educación
secundaria estudió ingeniería industrial, pero poco
después de graduarse, Kraus comenzó a concentrarse
más y más en el canto, estudiándolo en Barcelona,
Madrid y más tarde en Italia.
Kraus era por naturaleza un perfeccionista y al principio no
se consideraba suficientemente apto para salir a escena. Esto
cambió cuando conoció a Mercedes Llopart en Milán,
Italia, y comenzó a tomar clases con ella. Llopart era
una soprano muy popular en Italia y España en los años
20 y 30 quien animó a Kraus y le enseñó música
y canto durante los primeros años de su carrera.
Kraus hizo su debut operático interpretando en papel
del Duque de Mantúa en Rigoletto de Verdi en El
Cairo en enero de 1956. Seguidamente, interpretó La
Traviata en Venecia, Turín y Londres y en 1958 hizo
su primera aparición en Roma y Lisboa. En 1959 actuó
en Barcelona y Turín con Los Pescadores de Perlas,
y en Lisboa con Lucia de Lammermor y en 1959 - 60 interpretó
La Sonnambula de Vincenzo Bellini en la Escala de Milán.
Kraus rápidamente alcanzó la categoría
de tenor mundial. Actuó en una película basada en
la vida de Gayarre, representando al famoso tenor navarro. Después
actuó frecuentemente en los teatros más prestigiosos
del mundo cantando con Maria Callas, Joan Sutherland y otras sopranos
mundialmente renombradas. Quizás el papel más famoso
y preferido por él mismo fue Werther, de Jules Massenet.
Kraus también grabó muchos discos de zarzuela
durante su carrera. La zarzuela está basada en las historias
y el folklore de las regiones de España y es un género
musical español que se desarrolló en los primeros
años del siglo 17 y que fue compuesto inicialmente para
superar la resistencia local a la ópera tradicional. La
zarzuela abarca una gran extensión de estilo musical. Algunas
Zarzuelas son como una comedia musical, como La Montería,
El Santo la Isidra. Otras, como Doña Francisquita,
El Caserío, se asemejan más a la ópera.
Mientras se han compuesto miles de Zarzuelas, las grabaciones
más famosas son las del director Ataúlfo Argenta,
el tenor Carlos Munguía y el barítono Manuel Ausensi,
entre los años 1930 y 1940. Kraus contribuyó a difundir
y popularizar ampliamente este género entre una nueva generación.
Algunas de sus grabaciones son Doña Francisquita y La Tavernera
del Puerto.
La voz de Kraus no era potente comparada con otros tenores
y rehusó dedicarse a los extravagantes arranques de virtuosismo
espontáneo que esperaba parte del público latino.
En su lugar, desarrolló un carácter refinado y de
tono templado para su canto. Un crítico afirmó que
Kraus no tenía igual en inteligencia, en musicalidad
y línea', ese alto misterio del arte que esconde
el arte sin ninguna sospecha de ardid.
La aparición de Kraus como estrella operática
sucedió en un tiempo en que había una peculiar escasez
de tenores en España y en el mundo. Pero a pesar de esa
escasez, ese período produjo algunos de los más
destacados tenores de este siglo, como Giuseppe Diestefano, Mario
del Mónaco, Franco Corelli y Mario Lanza.
Kraus no sólo se encuentra entre esos famosos, recibiendo
innumerables condecoraciones de Francia, Italia y España,
sino que su carrera de más de cuarenta años está
caracterizada por una gran oposición a cualquier adulteración
o vulgarización de la ópera que se hiciera bajo
el pretexto de adquirir amplia popularidad.
Según Kraus dijo a un periodista: Cuando se empieza
a cantar hay que hacer una elección y decidir si uno quiere
servir a la música y estar en la cima de su arte o ser
un tenor popular. Yo quiero ser recordado por el público
que comprende la ópera, que aprecia el belcanto, la gente
que tiene más sensibilidad.
Los dos últimos años de la vida de Kraus estuvieron
ensombrecidos por la muerte de su esposa en 1997, lo cual le afectó
tan profundamente que dejó de cantar durante ocho meses.
Orgulloso y con gran voluntad, finalmente volvió a los
escenarios y a dar lecciones, comentando: No tengo ánimos
para cantar pero debo hacerlo porque, en un sentido, es una señal
de que he superado la tragedia. Cantar es una forma de admitir
que estoy vivo.
El funeral de Kraus fue celebrado la semana pasada en el elegante
Teatro Real de Madrid y atendido por cientos de cantantes, músicos,
amigos y oficiales del gobierno. Le sobreviven tres hijas y un
hijo.
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