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Detrás de la guerra de los Balkanes
Respuesta a un simpatizante del bombardeo de USA-OTAN contra
Serbia
By Por David North
8 Abril 1999
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A continuación publicamos una carta abierta, preparada
por David North, director de la junta editorial del World Socialist
Web Site, en respuesta a la carta enviada al WSWS por P. Harris,
un simpatizante del bombardeo de USA-OTAN contra Serbia.
Estimado Sr. Harris:
Antes de contestar los puntos específicos que Ud. plantea
en su ataque contra nuestra posición frente a la guerra
contra Serbia dirigida por los EE.UU., es necesario considerar
el clima político actual y a importantes experiencias históricas
que serán de utilidad para contestar los argumentos pro-guerra
de alguien que en el pasado protestó contra la guerra de
Vietnam.
El vergonzoso y entusiasta apoyo al bombardeo de los EE.UU.
y la OTAN contra Serbia por parte de ex-opositores de la intervención
Norteamericana en Vietnam, como Ud., es uno de los fenómenos
políticos más significativos de esta guerra. Prácticamente
todos los líderes políticos en Europa y los EE.UU.
que son responsables de llevar adelante esta guerra, participaron,
en un momento u otro, en manifestaciones y protestas contra el
imperialismo. Sin duda, Clinton es un personaje inusual en este
grupo, sólo porque sus días como opositor al militarismo
acabaron con el peligro de que sería reclutado a pelear
en Vietnam. Otros, como el canciller Schroeder, el ministro de
relaciones exteriores Fischer, el ministro de defensa Scharping
de Alemania, y aún el secretario general de la OTAN, Solana,
continuaron usando frases marxistas y anti-imperialistas hasta
la década de los 80.
La evolución de estos señores es una expresión
clara de un proceso político más amplio. E.J. Dionne
del Washington Post afirma que la respuesta ante la guerra
de Serbia de los ex-opositores a la guerra en la década
de los 60 marca el fin definitivo del Sindrome de Vietnam.
Ahora que el presidente Clinton ha acogido la idea de que
el poder norteamericano puede usarse en favor de la democracia,
los derechos humanos y legítimos intereses nacionales,
se han creado las condiciones para la total reconciliación
de aquellos que protestaron contra la guerra de Vietnam con los
militares norteamericanos.Este es una caso en que la mayoría
de las palomas de la era de Vietnam han puesto de lado su ambivalencia
y abrazado el uso de la fuerza.
Uno de los que se ha tragado su ambivalencia es
Walter Shapiro, un columnista del USA Today. El se autodefine
como una ex-Paloma que ahora se encuentra volando
con halcones. Recordando con una pizca de nostalgia su participación
en las protestas estudiantiles contra la guerra de Vietnam hace
30 años, Shapiro escribe: Ahora me encuentro en la
posición incomoda de tratar de justificar mi apoyo a los
ataques de la OTAN contra Slobodan Milosevic. ¿Qué,
de acuerdo al Sr. Shapiro, explica su transformación en
un defensor del último bombardeo dirigido por los EE.UU.?
Son las escenas de innumerables atrocidades en Kosovo,
con unos estimados 100,000 refugiados aterrados saliendo
del país esta semana...
Shapiro le aseguara a sus lectores que su apoyo a la guerra
está determinado sólamente por un imperativo moral:
Los EE.UU. es la única nación con los recursos
y la voluntad de tomar una posición firme contra los bárbaros
en las puertas de la sociedad civilizada.
¡Estas palabras revelan una increíble ausencia
de conciencia histórica! Aunque se haya autoconvencido
de que el bombardeo de Serbia marca el inicio de una nueva y altruista
política exterior norteamericana, la retórica de
Shapiro nos recuerda del lenguage empleado por aquellos que iniciaron
la primera aventura imperialista de los EE.UU. hace 100 años.
Dios, declaró el senador Beveridge de Indiana
en enero de 1900, nos ha hecho grandes organizadores del
mundo para imponer un sistema donde prevalece el caos. Nos ha
dado el espíritu del progreso para sobreponernos a las
fuerzas de la reacción en toda la tierra. Nos ha hecho
aptos en gobierno para que podamos gobernar a pueblos salvajes
y seniles. Si no fuera por un fuerza como ésta, el mundo
se hundiría en la penunbra y la barbarie.[1]
Una de las características más peculiares del
imperialismo norteamericano ha sido la manera como ha empleado
la retórica del altruismo democrático para justificar
sus ambiciones globales. Fue durante el gobierno de Woodrow Wilson
que la hipocracía se convirtió en el modus operandi
de la política internacional de los EE.UU. A diferencia
de las viejas grandes potencias europeas, sus líderes anunciaron
que los EE.UU. sólo haría la guerra con el fin de
lograr una larga paz. Sólo matarían con el fin de
liberar, reclamaban. De esta manera, el presidente Wilson justificó
el ingreso de los EE.UU. a esa gran lucha por mercados conocida
como la Primera Guerra Mundial:
Nuestro objetivo, declaró aquel presidente
en su discurso ante el Congreso en abril de 1917, es revindicar
el principlio de paz y justicia en la vida del mundo en contra
del poder egoísta y autocrático. El derecho es más
precioso que la paz, y lucharemos por las cosas que siempre hemos
llevado cerca al corazónpor la democracia, por los
derechos de aquellos que se someten a la autoridad con el fin
de tener una voz dentro de su propio gobierno, por el derecho
y las libertades de las naciones pequeñas, por el dominio
universal del derecho ejercido por los pueblos libres de manera
de lograr la paz y la seguridad de todas las naciones y por fin
liberar al mundo... Debemos de lograr la seguridad del mundo para
la democracia.[2]
En un caso más reciente, a los inicios de la última
guerra liberal, se emplearon racionalismos similares para justificar
el empleo del poder militar norteamericano más allá
de sus fronteras. En diciembre de 1961 el presidente John F. Kennedy
presentó el compromiso de los EE.UU. hacia Vietnam del
Sur como la defensa de la democracia y la independencia nacional
contra la tiranía y la agresión. Kennedy escribó
al presidente de Vietnam del Sur, Ngo Dinh Diem (cuyo asesinato
dos años después fuera autorizado por los EE.UU.):
He recibido su reciente carta en la cual nos describe
tan bien la peligrosa situación causada por los esfuerzos
de Vietnam del Norte para apoderarse de su país. El pueblo
norteamericano y yo estamos familiarizados con su situación.
El asalto contra su país nos ha alarmado profundamente.
Nuestra indignación ha crecido al clarificarse la naturaleza
salvage del programa comunista de asesinatos, secuestros y violencia
irrestricta.
Su carta corrabora lo que nuestros medios de comunicación
habían mostradoque la campaña de fuerza y
terror llevada a cabo contra su pueblo y gobierno cuenta con el
apoyo y dirección de la autoridades de Hanoi...
"Los EE.UU.... se mantiene comprometido a la causa de
la paz y nuestro principal objetivo es ayudar a su pueblo a que
mantenga su independencia.[3]
Discúlpeme la lección de historia. Pero parece
que muchos de aquellos cuya educación política se
inició en la década de los 60 están en proceso
de olvidarse o ya se han olvidado de las amargas lecciones que
aprendieron hace 30 años acerca del carácter rapaz
y criminal del imperialismo norteamericano. Juzgándolo
por su carta, me parece que Ud., también, ha caído
víctima de esta amnesia política.
Usando inapropiadamente una metáfora, Ud. argumenta
que nuestra oposición al bombardeo de Serbia por parte
de la OTAN-USA, el World Socialist Web Site ha tomado
el camino de tirar al bebé con el agua de baño.
Pero es Ud. quien precisamente es culpable de haber hecho eso.
En su indignación sobre el mal trato dado al pueblo de
Kosovo, Ud. ha elegido ignorar todos los problemas esenciales
del contexto histórico, político y económico
en el cual se está desarrollando la presente guerra. El
resultado es una respuesta simplista e impresionística
ante los eventos que lo deja en manos de los poderosos mecanismos
de propaganda de los medios de comunicación norteamericanos.
La bancarrota intelectual de su enfoque queda revelado en lo
que sigue a continuación: Por supuesto que
es cierto que los EE.UU., Gran Bretaña y Francia son naciones
imperialistas. Y es igualmente cierto que están
llenos de hipocresía y falsa piedad en todas las cuestiones
de política internacional que uno pueda mencionar, desde
los kurdos hasta los timoreses, desde Irak a Israel, Grenada y
Panamá. Pero esto no niega el hecho que están
haciendo lo correcto al (finalmente) atacar a la Serbia de
Milosevic para detener los crímenes contra la humanidad
en Kosovo cometidos por su régimen y la nación serbia.(Enfasis
añadido)
Ud. escribe como si el término imperialista
fuera un simple epitafio, una manera dramática y sofisticada
de denunciar el mal comportamiento de tal o cual país.
En el lenguage de la economía política, sin embargo,
este término tiene un significado más profundo.
Imperialismo, como término científico, denota
un estado definido del desarrollo histórico de la economía
mundial íntimamente relacionado con el dominio del capital
financiero. Las tendencias políticas asociadas con el imperialismo,
tal como el militarismo y la guerra, son los subproductos necesarios
de procesos económicos objetivos, i.e., monopolización,
el surgimiento de corporaciones transnacionales, el inmenso poder
del capital global, la dependencia económica de los países
pequeños y menos desarrollados en las poderosas agencias
financieras internacionales, etc. La definición de un país
como imperialista no se determina examinando, caso por caso, los
buenos y malos hechos, sino analizando su rol objetivo y su lugar
en el sistema económico mundial. Desde este punto de vista
esencial, hay una diferencia cualitativa en los EE.UU., Francia,
Gran Bretaña y Alemania, en un lado, y Serbia e Irak en
el otro.
En su actitud hacia la guerra Ud. no toma en consideración
esta base económica y política del mundo. En su
lugar, Ud. presenta un enfoque ecléctico hacia los eventos
que imposibilita un análisis coherente e integral. Los
EE.UU., Francia y Gran Bretaña son, como Ud. reconoce,
países imperialistas. Ud. va aún más lejos
y declara que la actitud hacia virtualmente cualquier pueblo oprimido
y explotado en el mundo está lleno de hipocresía
y falsa piedad. Pero, ¿no es el caso que la hipocresía
y falsa piedad de las potencias imperialistas está
basada en la cruel subordinación de los principios democráticos,
reclamados formalmente por ellos mismos, a los imperativos e intereses
del orden económico mundial dominado por la élite
financiera e industrial? Y si estos intereses e imperativos resultan
en la sanción y participación directa en la opresión
de kurdos, palestinos, timoreses, irakíes, granadinos y
panameños, ¿por qué las potencias imperialistas
están haciendo lo correcto en los balkanes?
¿Cómo puede uno explicar tal diferencia de la norma?
¿Acaso no es más posible que Ud.bajo la presión
de la campaña propagandística que viene explotando
el éxodo de Kosovosea el que ha hecho la excepción
al principio general?
Ud. dedica varios párrafos a los eventos que produjeron
la guerra. En su descripción, que en ninguna manera se
diferencia de la presentada por los medios de comunicación,
toda la violencia de la década pasada es el producto de
las políticas de Milosevic, quien se basó en el
fanatismo místico de los serbios. No se menciona
el papel jugado por el nacionalismo de Slovania, Croacia y Bosnia.
Pero aún más serio, en mi opinión, es la
actitud no-crítica hacia la ruptura de la Federación
Yugoslava y el rol jugado por el imperialismo norteamericano y
alemán en ese proceso. Aún si aceptácemos
que Milosevic es peor que los otros nacionalistas en los balkanesalgo
difícil de probar ya que compite con tipos como Tudjam
en Croacia, Kucan en Slovenia y Izetbegovic en Bosniaésto
en si nos dejaría sin conocimiento de las profundas fuerzas
que actúan en la desintegración de Yugoslavia.
Mucho antes que Milosevic apareciera en la escena, las presiones
económicas ejercidas sobre Yugoslavia en la década
del 70, resultado de las medidas de austeridad demandadas por
el Fondo Monetario Internacional, ya estaban minando la economía
que hacía posible la Federación. La ola de bancarrotas
industriales, el rápido crecimiento del desempleo, la inflación,
el declive de salarios reales, la erosión de la infraestructura
social hizo que resurgieran las viejas rivalidades nacionales
y étnicas que el régimen de Tito había intentado
reprimir. Incidentemente, la subordinación de la economía
yugoslava a los principios de una economía de mercado que
demandaba el FMI jugó un papel importante en el surgimiento
de Slobodan Milosevic. Mientras que Ud. expresa incredulidad por
las potencias de la OTAN, éstos estúpidamente
creyeron que Milosevic podría serles útil.
Esta opinión tenía fundamentos. Milosevic logró
un grado de credibilidad entre los bancos y gobiernos occidentales
debido a su aparente entusiasmo por la reorganización de
la economía yugoslava a lo largo de principios capitalistas.
Tal como explicara Susan L. Woodwar del Brookings Institute:
...Milosevic era un economista liberal (y político
conservador). Fue el director de uno de los grandes bancos de
Belgrado en 1978-82 y un reformista como jefe del partido en Belgrado
en 1984-86. Las propuestas del la Comisión Milosevic'
en mayo de 1988 fueron escritas por economistas liberales y podrían
haber salido de un libro del FMI. En ese entonces, era común
(de hecho hasta en la década del 90) que los occidentales
y los bancos consideraran el compromiso hacia reformas económicas'
como el principal criterio para apoyar a líderes de Europa
Oriental y Soviéticos (así como también en
países en vías de desarrollo) e ignorar las consecuencias
que las ideas de reforma económica tendrían sobre
el desarrollo democrático. El hombre que reemplazó
a János Kádár como líder de Hungría
en mayo de 1988, Károly Grósz, fue cordialmente
recibido por su liberalismo económico y política
conservadorlo que los locales en ese tiempo llamaban el
modelo Pinochet.[4]
Ud. tampoco hace una evaluación del rol jugado por los
EE.UU. y Europa en fomentar la disolución de la Federación
Yugoslava en 1991-92. Es difícil juzgar si la malicia o
la estupidés jugó un papel mayor en los eventos
que condujeron a la guerra civil en los balkanes. Cualquiera que
sea la respuesta, las acciones de los países imperialistas
sirvieron para fomentar, en lugar de limitar, las tensiones entre
las repúblicas yugoslavas. Era predecibley de hecho,
fue predichoque cualquier intento de internacionalizar las
fronteras internas de las repúblicas yugoslavas tendría
consecuencias catastróficas. No causó ninguna sorpresa
que las fronteras establecidas entre las repúblicas dentro
del marco de una Yugoslavia unida no fueran viables cuando se
rompiera la federación. Las minorías étnicas
en cada repúblicai.e. serbios en la República
Croata, croatas en la República Serbia, y croatas, serbios
y musulmanes en Bosnia-miraban al estado federado como el
garante de último recurso de sus derechos civiles. Dentro
del marco establecido al término de la Segunda Guerra Mundial,
fue posible que Tito organizara un compromiso entre las varias
nacionalidades de los balkanes en el contexto de la nueva nación
Yugoslava. De hecho, la república de Bosnia
fue diseñanda por Tito para servir como un colchón
que aminoraría los antagonismos tradicionales entre serbios
y croatas.
Por lo tanto, la demanda alemana de acelerar el reconocimiento
internacional de la independencia de Croacia en 1991sin
negociar las fronteras de manera que fuera aceptable a la población
de las repúblicashizo que la catástrofe fuera
inevitable. No se trata simplemente de una evaluación después
del hecho consumado por parte de un marxista que se opone
al imperialismo. En una carta escrita al ministro de relaciones
exteriores alemán Genscher, pidiendo una demora al plan
del gobierno alemán de reconocer Croacia como un estado
independiente, Lord Carrington advirtió:
También existe el peligro real, tal vez aún
inevitable, que Bosnia-Herzegovina también pida su independencia
y reconocimiento, lo cual sería totalmente inaceptable
para los serbios de esa república donde se encuentran aproximadamente
100,000 tropas del Ejército del Pueblo Yugoslavo, algunos
de los cuales han venido desde Croacia. Milosevic ha sugerido
que tomaría acción militar si se reconoce Croacia
y Slovenia. Esta podría ser la chispa que crearía
un incendio en Bosnia-Herzegovina.[5]
Otra carta escrita en esa época por el secretario general
de la ONU, Javier Perez de Cuellar, al presidente del Consejo
de Ministros de Relaciones Exteriores de la Comunidad Europea,
Hans van den Broek, expresa temores similares:
Estoy profundamente preocupado que un temprano y selectivo
reconocimiento serviría para intensificar el presente conflicto
y alimentaría una explosiva situación en Bosnia-Herzegovina
y también en Macedonia, y de hecho las consecuencias para
toda la región de los balkanes podrían ser muy serias.[6]
En tanto al rol desempeñado por los EE.UU., Lord David
Owen de la Gran Bretaña, quien jugara un papel central
en los eventos relacionados a la ruptura de Yugoslavia, ofrece
el siguiente relato:
... El error de la Comunidad Europea de reconocer Croacia
podría haber sido corregido si no se hubiese aumentado
por las consecuencias del reconocimiento de Bosnia-Herzegovina.
Los EE.UU. que se habían opuesto al reconocimiento de Croacia
en diciembre de 1991, jugaron un rol más activo en el reconocimiento
de Bosnia-Herzegovina en la primavera de 1992. Pero no se debe
de juzgar como inevitable, ni aún lógico, presionar
por el reconocimiento de Bosnia-Herzegovina, una república
interna de Yugoslavia que incluía tres pueblos constituyentes
con opiniones muy diversas sobre la independencia.
Por lo tanto, de acuerdo al juicio de Owen, la decisión
de presionar para el reconocimiento fue impetuoso en extremo.[7]
El resultado de estas sórdidas intrigas diplomáticastodas
cayendo en el contexto de la destrucción de la antigua
industria nacionalizada y el establecimiento de la supremacía
del mercado capitalistaha sido la rebalkanización
de los balkanes.
Ud. no hace ninguna evaluación seria de estos eventos
políticos, ni de la responsabilidad de los países
imperialistas en la violencia de los últimos 10 años,
proclamando simplemente que Ninguna cantidad de disgusto
por la hipocresía, venalidad, y otras deficiencias de los
EE.UU. o de los otros países imperialistas puede contrarrestar
nuestra preocupación por la gente oprimida de Albania en
Kosovo.
¡Qué increíble formulación! Las
consecuencias de esta hipocresía, venalidad
y lo que Ud. llama deficiencias ha sido una catástrofe
que ha costado la vida de decenas de miles de personas. Pero todo
ésto debe de ser olvidado, o por lo menos ignorado. Lo
que debemos de hacer ahora es alinearnos, sin pensar, detrás
de la maquinaria de guerra de aquellos que llevaron a los balkanes
al abismo y debemos celebrar mientras destruyen a los serbios.
En su versión de los acontecimientos, todo el sufrimiento
de la última década es el producto del nacionalismo
serbio. Ud. no ofrece ninguna explicación clara de por
qué este tipo de nacionalismo es peor que las otras corrientes
chauvinistas en los balkanes, incluyendo la xenofobia albanesa
del Ejército de Liberación de Kosovo. Seguramente,
Ud. parece sugerir que los serbios, como un pueblo, merecen el
castigo del bombardeo de la OTAN y EE.UU. Ninguna cantidad
de argumentos, Ud. declara, de que la gente de Serbia
no sabe lo que Milosevic está haciendo puede negar el hecho
de que está ocurriendo, que está haciendose en su
nombre, por sus esposos, hijos y hermanos.
¿Cómo esta acusación de los serbios se
diferencia en principio del tipo de estereotipo chauvinístico
empleado por los varios nacionalismos de los balkanes con el fin
de legitimizar sus políticas? Al punto que las políticas
de genocidioya sea en Croacia, Serbia o Bosniahan
encontrado apoyo popular, es un reflejo de la incapacidad de las
masas de ver una alternativa al sectarismo de la política
de los Balkanes. Pero en lugar de combatir este veneno reaccionario,
Ud. lo fortifica con una dosis adicional.
Quisiera imaginarme cuáles serían sus políticas
si Ud. viviese en los Balkanes; porque tal comoaquellos que Ud.
denuncia, su evaluación de la situación política
se basa en el prevaleciente marco nacionalista. Para Ud. se trata
sólo de una cuestión de oponer un buen nacionalismo
(albanés) a uno malo (serbio). Esta visión surge
más claramente en su apoyo entusiasta del ELK, cuyas políticas,
Ud. sugiere, representan el único camino a la libertad
para el pueblo de Kosovo.
Permítame diferir: Las políticas del ELK representan
no un camino a la libertad sino un camino a mayores
derrotas, desesperación y desastre para el pueblo de Kosovo.
Por falta de espacio, no revisaré la historia del ELKsus
orígenes políticos e ideológicos en la reaccionaria
mezcla de Enver Hoxha entre xenofobia albanesa y stalinismo, sus
estrechos lazos con el crímen organizado en toda Europa,
y su alianza corrupta con la CIA. Aún si todo este bagage
apestoso, la perspectiva central de ELKla indenpendencia
de Kosovofundamentalmente es reaccionario y en bancarrota.
¿Qué clase de independencia sería posible
para Kosovo? Desde sus primeras horas de existencia, sería
nada más que un impotente protectorado del imperialismo
norteamericano y europeo. ¿Y qué clase de progreso
económico, social y cultural sería posible para
este empobrecido mini-país? Las materias primas que se
encuentran dentro de sus fronterasi.e. carbón, zinc,
manganeso, cobre, bauxitaserían rápidamente
integradas a los masivos conglomerados transnacionales.
Para formarse una idea de lo que le espera a un Kosovo independiente,
uno sólo tiene que mirar lo ocurrido en Bosnia, país
governado por lo que no es más que un gobierno de tipo
colonial. Al ser establecido, el verdadero poder político
estaba en manos del representante de los EE.UU. y la Unión
Europea, Carl Bildt, el fanático monetarista que una vez
dirigió un gobierno de derecha en Suecia. Las decisiones
de los gobiernos nominales de la Federación de Bosnia y
la Republica Srpska requerían de la aprovación de
Bildt. El Banco Central de Bosnia es manejado por un gobernador
designado por el FMI, y ni siquiera tiene el derecho de emitir
dinero sin autorización internacional. El resultado de
los Acuerdos de Dayton es descrito de una manera muy concreta
por el profesor Michel Chossudovsky de la Universidad de Ottawa:
Mientras que el Oeste empuja en su apoyo por la democracia,
el verdadero poder político está en manos de una
estado de Bosnia paralelo, cuyas posiciones ejecutivas están
en manos de extranjeros. Los acreedores occidentales han escrito
sus derechos en una constitución escrita apresuradamente
a pedido de ellos. Esto lo han hecho sin una asamblea constituyente
y sin consultar a las organizaciones de ciudadanos de Bosnia.
Sus planes para reconstruir Bosnia están diseñados
para satisfacer a los acreedores en lugar de satisfacer las necesidades
del pueblo de Bosnia.[8]
¿Cuál es entonces la salida a la pesadilla por
la que está pasando la gente de Serbia y Kosovo? Lo primero
que se debe decir es que nada positivo va a salir del bombardeo
norteamericano. Si, como Ud. sugiere, el destino de la civilización
está representada por el Pentágono y su arsenal
de armas de precisión, entonces la humanidad
se encuentra en una posición sin salida. Un slogan apropiado
para aquellos que de verdad están preocupados por la situación
de Serbia y Kosovo es: ¡Manos fuera de los Balkanes!.
Sin embargo, este slogan tiene un valor limitado al menos que
se base en una perspectiva más ampliauna que incluya
las experiencias históricas y que se diriga a las fuerzas
sociales que tienen el potencial de luchar por la realización
de una resolución progresiva a la crisis de los Balkanesla
clase obrera.
Es bien conocido que la primera guerra imperialista surgió
de la confrontación entre las principales potencias Europeas
y que se inició en una crisis en los Balkanes. Es menos
conocido que en los años anteriores a la Primera Guerra
Mundial, las contradicciones en los Balkanes fueron seguidas con
mucho interés y preocupación por las mentes más
lúcidas del socialismo europeo, entre ellos León
Trotsky. Es con gran sorpresa que uno descubre en los artículos
escritos hace casi 90 años una lucidés que aún
mantiene un alto grado de relevancia. Permítame citar de
uno de los artículos escritos en 1910, titulado La
Cuestión de los Balkanes y la Social Democracia.
Naturalmente algunos términos se refieren a la época.
Las dinastías que una vez gobernaron los Balkanes habían
sido eliminadas por guerras y revoluciones. Pero el lector cuidadoso
no debe tener dificultad en hacer las correcciones mentales necesarias.
La frontera entre los países enanos de la península
de los Balkanes no fueron delineadas en base a condiciones nacionales
o demandas nacionales, sino como resultado de guerras, intrigas
diplomáticas e intereses dinásticos. Las Grandes
Potencias... siempre han tenido un interés directo en enfrentar
a los pueblos y estados de los Balkanes unos contra los otros,
y luego, cuando se han debilitado, someterlos a su influencia
económica y política. Las insignificantes dinastías
[de Milosevic en Serbia, o Tudjman en Croacia] que gobiernan sobre
estos pedazos rotos de la península de los
Balkanes han servido y continúan sirviendo como palancas
para las intrigas de la diplomacia europea [y norteamericana].[9]
En los escritos de Trotskyun apasionado enemigo de toda
forma de nacionalismouno encuentra una apreciación
profunda del juego complejo en la influencias regionales e internacionales
y en los factores socio-económicos presentes en la crisis
de los Balkanes. La salvación de la gente de los Balkanes,
él insitía, dependía de trascender el particularismo
nacional y étnico. La única salida al caos
nacional y estatal, y de la sangrienta confusión en la
vida de los Balkanes, es a través de la unión de
todos los pueblos de la península en una sola entidad económica
y política, en base a la autonomía nacional de sus
partes constituyentes.
Trotsky continuó:
La unidad de un estado en la península de los
Balkanes puede lograrse de dos manera: desde arriba, expandiendo
un estado de los Balkanes, cualquiera que pruebe ser el más
fuerte, a costa de los más débileséste
es el camino de exterminación y opresión de las
naciones más débiles... o desde abajo, a través
de la unidad de la gente mismaéste es el camino de
la revolución...[10]
Al releer estas palabras uno queda impresionado por la manera
cómo se mantienen sin resolver los problemas del Siglo
Veinte. La gran cuestión es si la clase obrera apr.enderá
las lecciones del pasado, de manera que los problemas de este
siglo puedan por fin ser resueltos en el siglo que está
pronto a comenzar.
Sinceramente,
David North
Notas
1. Citado por Merle Curti en The
Growth of American Thought (New Brunswick: 1991), p. 657
2. Ibid., p. 661
3. El Boletín del Departamento de Estado, Enero 1, 1962
4. Balkan Tragedy: Chaos and Dissolution After the Cold War
(Washington, D.C., 1995), pp. 106-107
5. Citado por David Owen en Balkan Odyssey (Nueva York:
1995), p. 343
6. Ibid., p. 343.
7. Ibid., p. 344
8. "Dismantling Yugoslavia; Colonizing Bosnia," Covert
Action, No. 56, Primavera 1996
9. The Balkan Wars 1912-13 [Nueva York: 1980], p. 39.
10. Ibid., pp. 39-40.
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